Cuando
mi madre me habla de les figues que
comía de pequeña hace un gesto con las manos, los dibuja con sus dedos curvos
creando una oquedad para indicarme el tamaño de los mismos. Yo, como cualquiera
en mi lugar, sin haberlos probado los imagino. Imagino su color brillante y la
suavidad de la pasta de almendras a la française
y esos hilos de chocolate que, según me cuenta ella, simulaban las estrías
propias de esta fruta. Así
que un día le dije que los iba a preparar, aunque no sabía muy bien cómo.
Quería un reto y qué mejor que elaborar algo que jamás has probado y de lo que
no tienes receta. Sencillamente me dejé guiar por los recuerdos que tenía a
mi disposición: “Bizcocho relleno de crème
au beurre y recubierto de mazapán”. Pues allá voy.
Para el bizcocho preparé unos mini cupcakes de vainilla (ver mi receta de cupcakes de frambuesa). No es que esté obsesionada con estos dulces, es que no me gustan los bizcochos al uso y el cupcake es lo más parecido que puedo tolerar. La receta es para 12, aunque yo sólo he preparado 6 figues y al resto les puse en el corazón de la masa un marshmallow (las deliciosas nubes) para experimentar. Después prepararemos el relleno:
Ingredientes para
la crème au beurre (Receta Albarock):
- 50ml de agua
- 120 gr de
azúcar
- 50 gr de clara
de huevo
Preparación
de la créme au beurre:
Ésta es una emulsión de jarabe y mantequilla, y aunque el principal ingrediente es el mismo que el del buttercream en realidad las similitudes acaban ahí. La preparación es algo más laboriosa y hace falta algo de experiencia o, si se carece de ella, mucho tino a la hora de añadir el jarabe a las claras montadas. Pero, tal y como dice Albarock en un inglés afrancesado: “If I caaan do it you caaan do it”.
En primer lugar hay que poner agua y azúcar en un cazo y calentar.
Mientras tanto tendréis que batir las claras de huevo casi a punto de nieve (cuando hagan picos blandos) en un bowl a parte.
Volviendo al jarabe, aquí viene la parte más difícil, si no se tiene un termómetro. Y es que hay que calentar hasta que alcance los 119-120º para retirar del fuego. Albarock, como sabe lo que se hace, se permite el ‘truco’ de ir metiendo la mano en el agua caliente para tocar la mezcla, si logra hacer una pequeña bolita es que está en su punto y si no… a seguir quemándose. Bien, yo no tengo termómetro, pero tampoco unos dedos como los de Albarock, y como había leído que se puede comprobar el estado del ‘mejunje’ con un tenedor, eso hice. Sólo tenéis que introducirlo y cuando al levantarlo lentamente veáis que se forman hilillos, podréis retirar del fuego.
Después habrá que dejar enfriar hasta 75º, yo lo hice calculando unos cinco minutos, para posteriormente añadir el jarabe a las claras como si estuvierais escanciando sidra, para que caiga lentamente en forma de hilo. Al terminar se añade la mantequilla, que aconsejo que la tengáis un pelín más fría que cuando está a temperatura ambiente, porque si no obtendréis una repugnante sopa amarilla al mezclar con el jarabe y los huevos (yo tuve que repetir el experimento porque la primera vez me salió la versión sopa).
Cuando esté lista la crema, sólo tenéis que cortar en horizontal los cupcakes y rellenarlos. Si queréis podéis hacer como yo y darle algo de gracia al relleno usando colorante rosa (o el color que queráis). Yo he puesto el Super red de Americolor. Aunque sé que es pecado, he añadido un poco de Nesquik de fresa para darle sabor.
Mi
consejo: si os parece demasiado engorroso, por favor no os rompáis la cabeza
como hice yo y rellenad de mermelada, Nutella, nata o sin nada.
El
mazapán:
No
voy a dar ingredientes ni a indicar cómo se prepara, porque no he tenido tiempo
para hacerlo, así que lo he comprado ya preparado (Golden Marzipan de Dr. Oetker) en el Iceland que hay en Fuengirola.
Cierto es que el mazapán inglés no está ni de lejos tan bueno, pero reconozco que me ha servido. Lo único que hice fue teñirlo con colorante en pasta verde (Party Green de Sugarflair colors), amasarlo bien sobre una superficie enharinada y después cortar cuadraditos con los que envolver los bizcochos.
Cierto es que el mazapán inglés no está ni de lejos tan bueno, pero reconozco que me ha servido. Lo único que hice fue teñirlo con colorante en pasta verde (Party Green de Sugarflair colors), amasarlo bien sobre una superficie enharinada y después cortar cuadraditos con los que envolver los bizcochos.
Dar la forma es mucho más fácil de lo que parece, como
modelar con plastilina.
Después
usé sirope de chocolate Royal para con un pincel pintar ‘malamente’ y quitarle un
poco el color verde radiactivo al dulce. Las estrías las hice con un palillo
chino ‘de toda la vida’.